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cristal2

Bautismo.

Bautismo. -Dime tu ilusión de vida- inquiere María.
-¡Ninguna!- respondo yo

-Y puedes reír- sigue terca

-Si, puedo reír; puedo llorar; puedo sufrir y puedo cantar-

Ante su desconcierto, abrazo el pequeño cuerpo y beso sus ojos en presencia de un marido que ríe y le guiña como diciendo; ¡ ella sabe!... y de nuevo cojo un chal para encaminarme a la vieja playa que antes acogió no pocos sueños.

El primer saludo es del aire, que mi cara acoge con gusto. Me gusta caminar por esa orilla mojada que las olas en su descenso, van dejando sobre la arena. A veces tengo que correr; otras me dejo pillar...siempre riendo. Me gusta estirar los brazos y que el chal, con el efecto del aire haga de mi una especie de pájaro humano o parapente, próximo al vuelo. Corro, corro, hasta que la brisa me obliga a reír o a caer.

Hoy me he puesto en cuclillas frente al mar, hecha un arrebujo azul. He hablado con él.

Querido mar: Ya lo he hecho todo. He tenido un hijo; he plantado cientos de árboles; escribo como una posesa, aunque sin libro; me he enamorado; he odiado; he reído; he llorado; he montado en avión; he tenido cerca la muerte; he tenido cerca el cielo. No hay nada que me pueda ofrecer este mundo que me llame la atención...¿ que me queda, mar?.

Dos lágrimas distraídas han corrido por mis mejillas... y me he sentado de la misma manera; arrebujada en azul.

Parece que las olas se hacen más visibles. Mas audibles. Más espuma. Más blanco. Más voz:

“Cuando nada te hacer verdaderamente ilusión; cuando nada puede comprarte, ni siquiera la muerte; entonces es cuando empieza la vida; Tu vida. Ya no hay amarres; ni velocidades; ni vértigos...ahora puedes caminar al ritmo de tus propias pisadas .Cuando no hay ilusión, es cuando todas las ilusiones son posibles. Cuando no hay nada, es posible la creación de todo...lo importante es que no dejaste en el camino el corazón. Abraza todo lo que se fue y dale las gracias por haber estado. De ahí parte el primer ladrillo de tu nueva existencia sobre la tierra y la puedes crear a tu antojo”

Levanto la vista de mi cuaderno de bitácora. Debí escribirlo una noche negra... y ahora, frente al mar, bautizo estas palabras de nuevo.

La brisa sigue acariciando mi cara...

CLARA

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